Por Charlie
Muchas personas confunden apego con amor.
La chiquilla se desnuda con una calma pasmosa, yo en cambio estoy desnudo de inmediato y mi miembro se activa como llamado a la batalla, la china tiene una vaginita bien escondida, si apenas le asoma unos vellos, ella se avergüenza, y entra en un abatimiento, un desconcierto, tiembla, por último dice - creo no seré capaz de hacerlo - se cubre con sus manos sus senos y su centro sexual. Para tranquilizarla le digo que por esa vez no le haré nada que no quiera, de reojo espía mi pene que late y crece. Mi primer contacto con ella me electrifica, tiene unos pelitos diminutos en toda la piel, le beso el hombro y subo por su cuello hasta alcanzar la aureola de su oreja, le susurro que es hermosa, que me gusta, que le amo, y entonces baja la guardia, quita su brazo de sus senos y descubre su sexo y voy bajando palmo a palmo escribiendo con mi lengua, freno en el centro de sus pechos en donde adivino un sudor delicioso, y además un olor a colonia femenina fresca, ella abre la boca como un pescadito y más cuando bajo hasta el ombligo y se lo dibujo y con los dientes quiero desamarrar, no se puede, pero a ella le viene un espasmo que termina en un grito. Pienso para mí que aunque gritará nadie le oiría, estamos lejos de todo, la podría matar de placer y sería el crimen perfecto, y entonces si termino de bajar y me encuentro con el aroma a humedad más delicioso, ella sin embargo me toma por el cabello y dice - no - con una voz sensual que no me detiene y entonces mi lengua se desliza por una pista lubrica y temblante, estoy en sus labios vaginales que se apartan ante mi lengua húmeda y siento como ella intenta escapar o cerrar sus piernas pero con las dos manos en sus muslos le atrapo y cuando voy hasta su bajo sexo e introduzco un poco mi lengua ella abre al máximo sus piernas y eructa entonces un grito - ayyyyyy! - evidencio su lubrico sexo se ha mojado por completo y llama a ser penetrado pero creo su túnel sagrado aún es muy estrecho por eso vuelvo arriba y le susurro que por esta vez cumpliré mi promesa y solo con los dedos de la mano me dedico a hacer una penetración solemne para quitar el resto del himen fracturado y siempre que se inunda su sexo saco el dedo y lo proyecto a contra luz para ver un liquido traslúcido que sabe y huele a triunfo.