Texto extraído del libro Venus en India de Charles Devereaux
...¡Dioses! Me lancé sobre la encantadora criatura y al momento estaba sobre ella, entre sus muslos abiertos de par en par, descansando sobre su hermoso busto. ¡Que elásticos parecían sus bellos senos apretados contra mi pecho!, y que suave, que inexpresablemente deliciosa era su caverna mientras enterraba pulgada a pulgada mi Juanito allí, hasta que mis pelos se mezclaron con los suyos y mis huevos colgaban ó más bien se apretaban contra su encantador trasero blanco" ¡Y qué mujer para poseerla! Cada uno de mis movimientos provocaba en ella una exclamación de deleite. Oyéndola pensaría uno que era la primera vez que sus sentidos habían sido poderosamente excitados desde sus cimientos mismos. Sus manos no quedaban quietas jamás; paseaban sobre mí, desde la nuca hasta los íntimos límites de mi cuerpo donde lograban llegar. Era simplemente perfecta en el arte de dar y recibir placer.
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