EL CABO
El César aparece con dos chicas que no pasan por gente normal son Prostitutas vestidas de elegancia y perfumadas con hálitos de grandeza, pero sus modos las descifran y descubren ante nuestros ojos.
CÉSAR.- Si que me ha costado para convencer que se pongan esos trapos, se pinten la cara y se acomoden las uñas....
CHARLIE: Es fenomenal ver como estrechan sus manos con los "dones" los ricos de la fiesta, y el Sr. Cura esta encantado casi que abraza a una de ellas por la cintura, nadie sabe dónde es que peca... o pesca!
CÉSAR.- Y la cara de las esposas de los señores, yo les dije que saludaran con una venía y alzaran bien sus vestidos para mostrar buena presencia y carne...
CHARLIE: Y descubrí a más de uno perdido en sus escotes y piernas, se ve que los eruditos han estado a pan y agua ¡pobres! martirizados con sus fracasados casorios y atestados de hijos e hijas y ahora Putas por todos lados!
CÉSAR.- Me pareció hasta buen detalle con las chicas traerlas a codearse con la alta clase para que vayan sabiendo que es la misma porquería que el mundo del que ellas vienen, acá comen caviar y allá morcilla...
CHARLIE: Pille a la gata ronroneando en lengua de ricos: ¡plis! ¡excuse me! ¡oh my God! decía y todos encantados con ella, quién se imaginaría que hace la minina con esa boquita en las noches...
CÉSAR.- Y para remate la piñata!!!
El César ha reemplazado la piñata real con una que tiene bombas con agua, las chicas acuden presurosas y al dar la señal la piñata deja caer los globos que baña a las chicas que se sacan los trapos y quedan en ropa erótica y empiezan a danzar mientras de los balcones de desprenden miles de condones inflados, la gente no puede dar crédito al espectáculo, unos tratan de reír, las más alarmadas son las damas que ven como sus lustrosas joyas han desaparecido de sus orejas, pulsos y cuellos así como sus esposos quienes bailan al ritmo de una música estridente y lujuriosa.
