Por César Vélez
Como ya dije estoy en el trópico, donde sea quizá el calor un provocador de que las chicas anden en paños menores y los hombres lo agradezcan, me uno a los chicos y chicas que van para el balneario, llevan en la nevera escondido el licor en botellas de agua porque impera la prohibición ya que un chico se ahogo por estar ebrio, somos seis tres hombres y tres mujeres. Las chicas nos sorprenden con sus trajes de baño de dos piezas y comienzan a modelar sus curvas, mi vergüenza es que no sé nadar y a duras penas me dejo llevar por la corriente, pero una de las chicas me llama desde lo profundo del agua y como yo soy obediente asisto... Creo nunca he tomado tanta agua y más cuando la chica se quiso subir a mis hombros y así comenzar un juego... calmamos el hambre con frutas mientras el licor se disfruta pero al filo del anochecer las chicas están al tope de la ebriedad y a la que me corresponde se debate entre la risa y un deseo obsesivo de tener sexo... Estoy por creer que esa era la trampa porque los demás chicos toman a su chica y eso es lo que hacen... Y en un asalto de lucidez mi chica me dice al oído "Por favor no me violes"... Y gracias al agua que había tomado en mi ahogo tengo la suficiente cordura para conducir a la chica lejos de allí y salvarla para que su quizá primera vez no fuese así, deberá esperar a otro predador.