MALEV
La ropa nos vuelve orgullosos, la desnudez animales.
A mitad de la fiesta se me ocurre ir al baño para quitarme las medias rotas, el gato de Pilar no tuvo problemas en arañar junto con las medias mis piernas, pero el baño esta repleto de mujeres insatisfechas con sus fachas, así que voy al de os caballeros, ni siquiera me encierro en un compartimento, siento asco, me descalzo allí y tiro las medias al basurero, de repente escucho como en uno de los compartimentos alguien gime, hay una parejita haciendo sus cosillas, la chica se nota es muy joven pero disfruta el momento, desearía saber si se protegen o solo es sexo ocasional y consentido, cuando salgo un hombre entra, no me detuve, pero él si a comprobar no se equivocaba de sitio, el mismo hombre mucho después me saca a bailar, aún siento sus manos húmedas, sus pasos de baile son extraños se diría se esfuerza por no pisar mis pies, creo no sabe bailar pero es atrevido, y menos cuando baja su mano fría por entre mi espalda y ya se pasa, le reconvengo y le cambio el paso, no se mide y me pisa, me quejo y salgo cojeando a un lado de la pista de baile, sospecho lo hizo con intención, apenas me siento en la barra me manda el brazo ¡acaso me está mal entendiendo!, me habla al oído para evitar el ruido de la música, y capto ya sus manitas están muy atrevidas, trato de escapar al tocador pero la fila sigue intensa, él está detrás de mi e intento ir a el balcón a tomar aire, el tipo me respira en la oreja y le detengo en pleno, es cuando entiendo lo que pasa, el tipo me vio salir del baño de hombres y había una pareja teniendo sexo, creyó él yo estaba con ellos e inclusive participaba del festín, quizá eso le causo picardia y esperaba se repita algo así con él. Se sonrojo en cuanto le aclaré el asunto y de paso le convide lo intentará con alguna otra chica, la noche era joven y el licor fluía por las venas.