Por XervanteX
Estoy en Cali ciudad Colombiana de un calor efervescente, en definitiva estoy buscando dos cosas principales por ahora: un refresco y una buena loción ¡hueles a diablo! me habían dicho, pero no me afectan las verdades, solo me consuelo con decir que algún día todos oleremos mal sea vivos ó finalmente muertos. Lo que si me avergüenza es que hay muchas chicas caleñas que como dice la canción son como las flores y yo con esta amargura de ser en silencio un esquimal en medio de un desierto me voy por la sombra hasta que el sol cae y en definitiva me albergo en un hogar de paso donde me ofrecen una estera limpia para pasar la noche, a mi lado yace acostada una ciudadana americana fumando su hierba medicada con sus ojos azules como el mar Caribe perdidos en la inmensidad y al otro lado está un tipo más hermético que un balín y ante tal espectáculo solo me queda no estorbar a ninguno de esos seres que parece lo tienen todo, Aquí en medio de todo no me da ni vergüenza ni pena oler mal, la rubia americana fuma, el tipo no parece que respira sino su aire, asi que me dedico a dormir y entre sueños detecto que la chica americana se dedica a lanzarme el humo de su cigarro para doparme y el tipo mientras esculca en mi bolso por si algún tesoro y entiendo que estos dos son cómplices pero lo que no saben es que a mí el humo de la hierba no me hace efecto. Al final el tipo encuentra unos billetes viejos y un frasco de loción mentolada con eso se da por satisfecho y para celebrar él y su pareja se besan y hacen el amor rápido mientras yo sonrio porque me salío barata la película porno que había planeado ir a ver a cine al día siguiente.
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