Por María Alejandra Erazo Vega
Nos enseñaron el truco del bostezo y otras rutas.
Las perversas poses incitadas por la pornografía y el instinto animal que quiere invadir cada rendija, cada sitio lejos del sol, quiere devorar sin compasión y extender el placer hasta la obsesión, ya no hay inmaculada idea, lo que se desnuda se entrega con morboso disfrute. Y desde algún tiempo el sexo por atrás se ha usado para evadir el peligro de concebir, y el tratamiento parece funcionar, hay más disfrute, por mayor estrechez, menos lubricación pero más saciedad, el ritmo, el gemido, el dolor, la molestia y el ritmo, luego la pobre mujer sin poderse sentar, y caminar maltrecha a la posibilidad de que la siguiente faena haya mejor dilatación hasta encontrar el toque y superar la aversión a lo antinatural y la higiene.
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