Por Yania Salazar
Se acuestan dos que se reclaman,
se levantan y se siguen extrañando,
después de haberse conocido,
en el silencio de los cuerpos aman.
Encontrados sus deseos claman,
acercarse en un beso enredado,
abrocharse el uno al otro
y exceder sus límites al amar.
Simples seres de sexos diversos,
dicen amarse para siempre,
más si algo hemos aprendido,
es que lo que empieza al fin acaba.
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