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sábado, 25 de abril de 2015

Las PURGACIONES

Por Charlie

Las chicas iban como banderas, de un lado a otro, lo que no sabíamos es que en la doctrina del sexo hay el riesgo de terminar o preñado o contagiado de una purgación, y aunque los libros contenían imágenes trágicas de miembros cercenados y con ampollas repletas de pus, la atracción de lo prohibido iba creciendo, se diría que al macho le quedaba fácil mear parado y levantar una falda y bajar unas calcetas, y pujar al fondo, blanquear los ojos y supurar semen... mientras la hembrita lanzaba un jadeo esperanzador e iba hasta su bolso y se tomaba su píldorita, y así día a día íbamos compartiendo placer gratuito hasta que alguna aparecía desmadejada con la barriga hinchada o algún galán se rascaba con malicia e iba al baño y descubría su lanza enrojecida y orinar ardía y el pobre miembro supuraba y la erección era dolorosa pero aunque dolía el placer era radical, así que compartíamos los mismos antibióticos porque bastaba que solo uno vaya al Médico para saber que teníamos todos. 

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