Por César Vélez
Lubrícame con el misterio de tu sexo hechizo,
y luego hazme la cama...
preparame un suculento almuerzo dotado
yo en vida he pasado páginas y vaginas,
nada raro sucede ya en el ocaso,
en la noche todos inseminan algo:
el solo con la mano,
la monja con la Biblia,
el Cura con la vela...
Lubrícame con el aroma de tu ser,
juro no olvidarte,
ni dejarte a un lado,
si soy fiel con esta causa
lo seré contigo
divina nada.
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