Por Alexis Mendoza
Vi esa vagina, sola, con sus labios como alas de mariposa esperando volar, pero a medida que paso el tiempo los quise besar como se besa una boca, no me dio en ningún momento asco, solo pretendí excitarla, hacerla llegar al éxtasis y al confín perverso de lograr el orgasmo. "Lo siento" le dije al fin cuando creí que me había excedido, miro quizá en mis ojos mi preocupación y me dio la buena noticia "estoy planificando, pueden estar tranquilo" Y entonces traté de recuperar el tiempo que había perdido, la alcé como a una botella de whisky y me la bebí... no dijo nada, pero ahora que lo pienso debí ir hasta el fondo y hacerla gemir más, es una lastima que hoy sea de otro, ajena a mí, y aunque trate de atravesarme en su camino sé que lo que sucedió entonces no volverá a pasar.
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