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miércoles, 4 de septiembre de 2019

EN CUATRO Y BOSTEZANDO

MALEV

No es fortuito que el cerebro esté más arriba que los ojos.

Cuando firmé el divorcio me sentí libre, pero mi ex pareja quería a toda costa saber si ya tenía visto su remplazo tal actitud me pareció una forma sucia de terminar, menos si se tiene en cuenta que ya habíamos firmado cada quien unos papeles en que costaba que la disolución del contrato nupcial se hacia por "incompatibilidad", mi amiga Pilar había lanzado la carcajada cuando le relaté la verdadera causa de mi divorcio "él me aburría" y es que hasta el sexo se había convertido en un ritual sin gracia, me tomaba me ponía en cuatro mientras yo bostezaba, era como si aquel picante de hacerlo se había terminado, como si nuestros sexos ya estuviesen de adorno y hacer el amor solo era una forma de deshacernos de una carga más en nuestras vidas, quedó claro que usamos ayuda profesional e inclusive por épocas el sexo mejoró, pero recurrimos a la misma dosis de rutina. Así fue como él y yo emprendimos en la búsqueda de nuevas expresiones en otras personas, y ninguno lo logró hasta después del divorcio, pues el contrato matrimonial sopesaba en la responsabilidad de cada quien, solo cuando firmamos un nuevo contrato para ganar la ansiada libertad, pude confesar que había otra persona que me interesaba y que con él había tenido sexo satisfactorio y que podría vislumbrar un futuro promisorio.     

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