Por María Alejandra Erazo Vega
Yo soy muy esquiva al placer, lasciva a la posibilidad de que alguien me haga feliz tocándome en un punto, tengo fe en que existe el macho que tendrá la formula del toque y de la complicidad, que me arrulle como la niñita tierna que soy y me haga ver estrellas.
Él: "Me dices si duele"
Ella: "Lo que duele es no poder poseerte, en cuerpo y alma"
Él: "Las mujeres piden mucho..."
Ella: "Será que necesitamos mucho..."
Él: "No somos dioses, solo hombres dominados por las hormonas..."
Ella: "Seres no muy diferentes a nosotras"
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