Por Aleyda Escobar
E inclemente el delator adivino con malicia la curvilínea figura de la mujer tras de la cortina para baño, en lugar de apreciar el momento sacó su cuchillo y arremetió al grito intenso clavo el filo en el seno izquierdo donde creyó estaba el corazón de la víctima... pero ella alcanzó además de gritar a maldecir a su verdugo que además al ver el cuerpo frío allí desnudo tuvo la idea de que las mujeres convidan al mundo la vida y la muerte y que es imposible predecir su destino... freno su orgullo y se lanzo al precipicio.
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