Por César Vélez
La precocidad a la orden del día,
la mano más larga que la pija,
la mente volando voraz, trozadora,
la semilla volátil embarazosa.
Las prefiero damas en la calle,
callejeras en la cama,
sin escote en la concurrencia,
desnudas en la ducha.
De falda cuando haya prisa,
dispuestas a la entrega,
definidas y seguras al tirar,
orgasmo, orgasmo, orgasmo.
Célibes en la iglesia,
y en el cementerio.
Vulgares cuando
luchan por uno
y cuando dicen:
Hombrecito a volar.
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