EL CABO
Yo creo que si el Principito se hubiese encontrado con la Zorra la historia habría tomado otro rumbo.
El asunto había comenzado en el Autoservicio, ella estaba ofreciendo degustaciones de una mermelada, supe luego se llama Dilia, porque por el altavoz dijeron su nombre, la requerían en la Dirección, y todo por haber manchado la chaqueta de un cliente. El Cliente era yo que iba de afán, resulta que ella me extendió la cucharita plástica y yo no pude tampoco parar a tiempo y casi terminé abrazándola, la peor parte la llevo mi chaqueta de pana que estimaba mucho, y el afán era porque mi novia me esperaba afuera y como el parqueadero estaba lleno estacioné en lugar prohibido, mi primera idea fue pagar mi compra he irme a prisa, pero entonces palpe mi chaqueta y la mancha tampoco era alarmante, y de repente mi olfato sintió la leve fragancia del perfume de la chica, tan delicado, tan fluyente, como cuando me choque con ella que mis manos tocaron un cuerpo celestial, delicado y al extremo repleto de la sensualidad de una chica. Lo que hago después es devolverme y averiguar en dónde queda la Dirección y paso derecho y le digo al Supervisor que la culpa fue plenamente mía y que Dilia no es culpable de nada, el tipo es un ogro, ya no puede hacer nada, ha despedido a la chica y debe estar recogiendo sus cosas, no puede hacer nada. Pero entonces emprendo una carrera por los corredores y resbalo y salgo de la tienda despavorido, Dilia esta en la acera esperando su transporte, no puedo de nuevo contener mi carrera y vuelvo a chocar con ella y me intercepta un -Qué te pasa- Ya no me importa el mundo, ni mi novia, ni mi moto, todo se puede ir al carajo, recupero el aliento solo para decirle "cuando chocamos la primera vez se te cayó esto" y le devolví un prendedor... No se le cayó yo se lo robé para recordarla toda la vida... Ah! no sé el resto puedes tú imaginarlo.
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